miércoles, 25 de noviembre de 2009

La serendipidad o el rigor cotidianista de Merton

sobre los esfuerzos de no alejar la sociología de la vida
Ensayo


Robert King Merton es un personaje curioso y particular. Es, su existencia –en forma y contenido-, quizá un caso de serendipidad dentro de la sociología hegemónica estadounidense. Y es que parece que el mago Merton haya quedado impregnado de sus habilidades malabarísticas para elaborar los presupuestos teóricos e investigativos que realizó, puesto que él, a diferencia del autorreferencial Parsons, acude permanentemente a su experiencia investigativa y empírica cuando habla de sus postulados teóricos.

Dentro del libro “Teoría y estructuras sociales” (FCE; 1964), Merton realiza un escrito dedicado al “Influjo de la investigación empírica sobre la teoría sociológica”, el cual consta del intento de Merton por brindar nuevas definiciones acerca de las funciones teóricas de la investigación empírica. Lo que plantea el mago es que “[l]a investigación juega un papel activo: realiza por lo menos cuatro funciones importantes que ayudan a dar forma al desarrollo de la teoría: inicia, formula de nuevo, desvía y clarifica la teoría.” (1964: 113).

Cada una de las cuatro funciones las desarrolla en su texto así: 1. El tipo “serendipity”: inicia (el dato imprevisto, anómalo y estratégico ejerce presión para iniciar la teoría); 2. Refundición de la teoría: formula de nuevo (los datos nuevos ejercen presión para la elaboración de un sistema conceptual); 3. Reenfoque del interés teórico: desvía. (Nuevos métodos de investigación empírica ejercen presión a favor de nuevos focos de interés teórico); y 4. Clarificación de conceptos: clarifica. (La investigación empírica ejerce presión para tener conceptos más claros). El escrito se vale de sus apreciaciones personales como investigador sociológico, acudiendo para ello y para su argumentación y sustentación de cada nuevo elemento de análisis en casos concretos de investigaciones que preceden el momento de la escritura de este capítulo. Así, Merton, de una manera sorprendentemente lúcida y en extremo rigurosa, nos presenta una gran cantidad de aportes reflexivos sobre metodología sociológica a partir de datos concretos de investigaciones concretas, hechas por él y colaboradores algunas (la mayoría de las citadas) o hechas por otras personas.

Merton nos dota en este sentido de una variopinta gama de posibilidades reales para realizar investigación y necesariamente marca una pauta definitiva en la elaboración no sólo de investigación empírica, o de construcción y desarrollo teórico; sino que, en el marco de la metodología sociológica y epistemología de la ciencia social, se nos presenta como un autor de importancia innegable y posibilidades diversas.

En este capítulo al que hago referencia, Merton embarca la eterna discusión sociológica y cotidiana (también) sobre la relación –en ocasiones nefastas dicotómica- entre la teoría y la práctica. Nos presenta esta relación como una misma unidad interdependiente en donde aquel que ose retirarse a uno de los extremos –mera teoría o mera empírea- caerá en la mortal trampa de la obsolescencia y sus aportes estarán reducidos a meras elaboraciones o bien conceptuales –nebulosas- o bien neciamente empíricas –insignificantes-. Así, Merton reconcilia a la teoría sociológica con la investigación empírica, devolviéndole la importancia a esta última y dejando de lado esa vaga idea de que la única función importante de tal tipo de investigación es la de “la comprobación o verificación de hipótesis” (1964: 112).

La importancia de tal aporte nos permite la posibilidad de no alejar el trabajo sociológico de la vida cotidiana y el emprendimiento –por esta vía- de cualquier investigación. Cuando un sociólogo empieza una investigación se vale de algunos supuestos teóricos e incluso formula modelos de análisis que le permitirán abarcar la realidad temática a la que se enfrenta. Pero en el momento en que el investigador empieza a caminar tiene que, necesariamente, hacer uso de su cotidianidad y está inmerso en su propia observación y construcción de realidad. Este camino a veces tortuoso le brinda al investigador múltiples recovecos que no estaban previstos en el inicio de su labor. Así, la teoría no siempre ilumina la investigación con anterioridad y “el orden de sucesión [entre teoría y práctica] se invierte con frecuencia” (1964: 127). Ya lo decía el poeta Machado: “se hace camino al andar” y así pasa en la vida cotidiana, no tiene por qué no pasar en la investigación teórico-empírica sociológica.

Cuando en su escritorio el sociólogo elabora su plan de trabajo y finiquita las más variadas peripecias teóricas, no cuenta el investigador con las vicisitudes que encontrará en el momento de trabajo de campo. Tiene entonces dos posibilidades: una abstraerse de tal realidad y encerrarse en sus presupuestos teóricos para hacer caber su realidad investigada dentro de ellos. La otra opción es alimentarse sanamente de la realidad investigada. Ir , en un camino permanente a ser recorrido en múltiples direcciones, desde la realidad empírica a la realidad teórica.

Es en este sentido que Merton nos dota de estos cuatro elementos funcionales –parciales según advierte- para abordar la investigación empírica en la formulación, recreación y desarrollo de la teoría.

Es válido seguir con los cuestionamientos por él propuestos, así como explorar las propuestas que él hizo y que deben cuestionarnos sobre nuestro oficio como sociólogos. La sociología no debe estar al margen de la vida cotidiana, porque es por medio de ésta que se nutre nuestra capacidad investigadora. La sociología de escritorio no debe tener cabida dentro de los análisis rigurosos de nuestra disciplina, y la investigación empírica de los hechos reales debe permanecer como un elemento constante en nuestros debates como sociólogos.

La puerta que abrió Merton es amplia. Es un portón con zaguán y todo. Mi exigencia por poner de pies el estructural-funcionalismo de Parsons se ve gratamente abordado por el mago Merton, quien con tino, rigor y cuidadosa escritura le pone un sustento empírico a la teoría estructural-funcional. La dudosa y gravosa tradición de esta corriente debe ser examinada con detalle, pero lo que es cierto es que por medio de ésta sí es posible llevar a feliz término investigación sociológica que sirva para algo y que además no se aleje de la vida cotidiana ni de las personas comunes ni de las personas sociólogas.


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Referencia Bibliográfica: Merton, Robert King: “Teoría y estructuras sociales”; Fondo de Cultura Económica, México; 1964; pp. 112-127.

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